27 diciembre, 2011

Adiós a la radio


Nos cansamos de tanto querernos. Eso no quiere decir que se haya acabado el amor ni que nunca volveremos a estar juntas pero de momento necesitamos tomar distancia, dejar pasar un tiempo para, con toda seguridad, volver con más fuerzas y ganas. Tu has sido mi vida desde los 15 años. Mi madre, mi hermana, mi amiga, mi amante, mi pasión… Tu eres y serás mi medio siempre, pero hoy nos decimos "hasta pronto" Han sido 20 años de relación ininterrumpida. Poco si nos fijamos en algunos protagonistas que llevan toda la vida a tu lado. Muchos si miramos a los que hoy empiezan. Y justos para mi. Era el momento de parar. Los dos últimos años han sido muy duros, ya no nos poníamos de acuerdo en casi nada. El periodismo está cambiando por segundos y tu maquinaria es tan grande y pesada que por momentos me desesperé al no encontrar en ti los apoyos suficientes para lo que quería hacer. Sí, lo sé, la culpa no siempre fue tuya… Donde manda patrón… Ya no encontraba mi lugar a tu lado. Si yo quería blanco, tu negro. Si yo quería correr, a ti no te dejaban más que caminar despacito. Y cada vez estábamos más lejos de hacernos felices. Ahora quiero contarte algo que tú no sabes. En estos últimos años tuve que aprender a desengancharme de ti y para ello incluso necesité ayuda. Sí, así es. Tampoco lo sabes, pero hasta tenemos una canción de despedida. ¿Recuerdas aquella de Manuel Carrasco que decía "aquí estoy intentando levantarme una vez más, aquí estoy convenciéndome de que tiene que acabar…"? Sí, seguro que la recuerdas. La de veces que la hemos oído juntas, en la voz de Pastora, sentada en mi mesa de Gonzalez Abreu! Pues sí. Tuve que hacerme a la idea de dejar de atravesar tu puerta cada día. Ese gesto que hice por primera vez llevando coletas y que hoy hice por última vez ya convertida en toda una señora. ¿Me puedes explicar como ha pasado todo tan rápido? Tienes mucha suerte de que el tiempo juegue a tu favor porque a mi si se me notan los años. Se me nota sobre todo en la paciencia y la discreción. Tú y yo sabemos que nuestro desencuentro no siempre fue cosa de dos. Pero a estas alturas a quién le importa ya eso.
¿Sabes algo? Me voy contenta. Muy contenta. Te quedas en las manos de dos amigos que te aman y te conocen más que yo. Antonio y Diego te llevarán por el mejor camino, siempre cuidando de ti y de todos los que están bajo tu techo. Lo sé. Y eso me hace sentir muy bien.
No preguntes qué haré mañana porque no lo sé. Bueno sí. Levantarme más tarde y pensar en mi.

Hasta siempre querida mía...